viernes, 19 de octubre de 2007

La melancolía: a veces pasa

El otro día estaban hablando en la radio sobre un restaurante atendido por ciegos. La novedad, la "experiencia", era que el cliente debía entrar y comer a ciegas y mozos ciegos le servirían sus platos. Asociación de ideas en el bondi: ¿cuándo fue la última vez que jugué al gallito ciego?, ¿cuándo dejé de jugarlo con mis primos?...
Mati le explicaba a Santi que en la banqueta de casa solíamos jugar a la guerra. Mati: "claro, ¿ves? yo me metía acá adentro y hacía como si esto fuera un tanque. estaba re copado. ahora no puedo hacerlo porque ya no entro", reía. ¿Cuándo la banqueta dejó de ser un tanque?

6 comentarios:

Maguitxu dijo...

Es así, cuando crecés perdés espacios... aprendiendo a crear otros. Amén! jajajaja

A mi me dio otra nostalgia este post, chiquita: hubo otro programa en el que se anticiparon a esta experiencia...a ver si me acuerdo? 105.3 "escuchala si podés"? Sábados 17 a 19? DSJ? esa es la gran melancolía que me despertaste...

La Vidu dijo...

sisisisis.... lo sé maguitxu! recuerdo el hermoso programa, la entrevista y todo... Es cierto que lo de la "otra" radio trajo muuuchas cosas más. Entre ellas, este sitio, que promete una vuelta... si nos animamos.
P.D: lo de "chiquita" lo hablamos personalmente...

Ana dijo...

y quien dijo que la banqueta dejo de ser un tanque?
Crecer, lo que se dice crecer es algo que por suerte no experimentamos todavia.
Es sólo una cuestion espacial, digamos que ahora sólo podemos manejar el tanque desde afuera.
Pero lo maravilloso es que nunca dejamos de ver un tanque, en eso que la gente rara insiste en llamar banqueta.

La Vidu dijo...

Ana: ni el principito podría haberlo explicado mejor :D. Es un alivio

Santiago dijo...

Cuando dejé de jugar con banquetas convertidas en tanques o aviones empecé a escribir. Escribí, como si estuviera jugando en esa tierna infancia, todo el mundo maravilloso que me podía imaginar. Y lo más lindo que descubrí en la escritura fue que no tenía como límite una banqueta o una caja de cartón arriba de mi cabeza. Los límites de mi imaginación se fueron extendiendo a medida que mis responsabilidades también lo hacían... será x que trataba de escapar a la adolescencia?

Cuando elegí mi adolescencia como forma de vida los limites para la escritura se achicaron. Ya casi no escribo y si lo hago me juzgo más que lo que hubiera hecho aquel santi...

y pensar que en esa época el límite era: santiii, a tomar la leche! y de esto ya pasaron por lo menos 15 años

La Vidu dijo...

Santi: es triste saber que yo tampoco escribo tanto como quisiera y q tb me juzgo mucho más que antes.
Tal vez sea cuestión de volver a agarrar la pluma sin pensar demasiado :)

santiiiii a escribiiiirrr!!!! (dale, q ya pasó tiempo)