sábado, 29 de diciembre de 2007

Son los genes...

Hace muy poco hice un viaje a Bariloche. No voy a contarles de los paisajes, para eso están las fotos. Tampoco voy a aburrir con anécdotas, para eso están las charlas con amigos. Pero sí voy a compartir una sensación: la de sentirme tan... hija de mis padres.

Camino a San Carlos de Bariloche lo veo a mi viejo, sentado un asiento más adelante y en la fila contraria, desenvolviendo la comida que minutos antes nos trajo el azafato del micro. Lo vi cómo doblaba el papel film hacia adelante, lo vi acomodar los cubiertos de costado. Deja vú: me vi a mí misma haciendo exactamente los mismos movimientos obsesivos dos minutos antes.

Llego a casa por fin. Desempaco las cosas y descubro que alguien había guardado las tostadas sobrantes del micro con el dulce (en sus paquetes respectivos) todo en un papel film. Exactamente igual lo había hecho yo. Esta vez fue mi vieja.

2 comentarios:

Ana dijo...

tsunami de chanes!
es difícil reconocerse tan igual en ciertas cosas, pero al menos ahora sabes si queres seguir o cambiar.
besos

La Vidu dijo...

jajaj! el tema es que estoy buscando cambiar desde chica!!! o no es ese el sentido de la vida? no vivimos escapando al reflejo de nuestras madres? jajajaja...
va con onda má!